
Ante esta situación, ambos jugadores han empezado a ilusionarse. Quieren devolverle al mister la confianza que ha depositado en ellos, están dando el 100% en cada entrenamiento y los dos sueñan con mantener el dorsal que lucían el año pasado.
Morán que en el mes de junio llegó a enviar un comunicado a los medios para despedirse del club, parece ser el más contento con la marcha de Mandiá. Está feliz con Esteban Vigo, y hace un par de días afirmó que "la verdad es que es estar en el Hércules siempre es muy positivo y estar entrenando con el grupo, todavía más. El hecho de poder viajar a Campoamor es importante para seguir entrenando, para seguir poniéndote en forma y estar integrado en la plantilla. Hay casos en los que se ha apartado a la gente, pero este entrenador también ha sido futbolista y está teniendo detalles. Tanto Gerardo como yo estamos trabajando bien y estamos muy metidos en la dinámica del grupo. Es difícil quedarse, pero hay que luchar". El madrieño no se quedó ahí, sino que añadió "sueño con poder quedarme aquí y vestir la camiseta del Hércules este año otra vez, pero eso hay que aclarárselo (al entrenador), demostrar y luchar muchísimo para ello. Luego ya se verá".
Lo cierto es que los dos casos son muy diferentes. Morán es el que más posibilidades tiene de quedarse ya que cuenta con el apoyo de la afición y con el aval de que en todos los minutos que disputó la pasada temporada con el Hércules lo hizo a un alto nivel. Además es un jugador polivalente, que puede jugar tanto en las bandas como de mediapunta Gerardo, por contra, tuvo muy pocas oportunidades el año pasado y en su posición están los tres alicantinos de la plantilla: Rufete, Kiko y Raúl.