Séptima jornada y toca hablar de los árbitros. No habíamos comentado nada en los seis primeros partidos de los colegiados, algo raro. A pesar de haber ascendido a Primera División, donde el nivel de los equipos es claramente superior a la división de plata, parace ser que el nível de los jueces es igual de malo. Aquí están más vigilados, cosa que les encanta. Se sienten más protagonistas, aunque algunos más que otros, todo hay que decirlo. Y Muñiz Fernández, árbitro fácil de recordar por los litros de gomina que pasea por todos los estadios, decidió cambiar su papel de actor de reparto, por un papel de protagonista poco antes del descanso.
Convirtió la segunda amarilla de Borja Valero en roja directa a Trézéguet. Muchos piensan que si el francés se hubiese callado no le habrían expulsado, pero yo creo que si el árbitro hubiese hecho bien su trabajo y hubiese expulsado al futbolista del Villarreal, Trézéguet no se habría ni acercado a él.
Ahí estuvo la clave del encuentro, un encuentro que pintaba muy bien. Con un gran Hércules y un gran Villarreal. En la primera mitad vimos un partido abierto. Dos goles blanquiazules, por un gol visitante más dos disparos al poste. Un derbi vibrante, bonito y con emoción. Hasta el minuto 44.
Tras el descanso el Villarreal fue dueño y señor del encuentro. Puso al Hércules contra las cuerdas hasta empatar el encuentro. Y siguió buscando el tercero, hasta que en el minuto 78 a Muñiz Fernández, que al perecer le remordía la conciencia, esta vez sí, expulsó a Borja Valero. Ya era demasiado tarde, el Hércules había pagado el esfuerzo realizado toda la segunda mitad con un hombre menos ante un equipazo que peleará por entrar en Champions. Aún tuvo tiempo el árbitro internacional, que manda narices que sea internacional, de expulsar a Musacchio cuando restaban 7 minutos, por un codazo a Drenthe, SuperDrenthe en el Rico Pérez.
Convirtió la segunda amarilla de Borja Valero en roja directa a Trézéguet. Muchos piensan que si el francés se hubiese callado no le habrían expulsado, pero yo creo que si el árbitro hubiese hecho bien su trabajo y hubiese expulsado al futbolista del Villarreal, Trézéguet no se habría ni acercado a él.
Ahí estuvo la clave del encuentro, un encuentro que pintaba muy bien. Con un gran Hércules y un gran Villarreal. En la primera mitad vimos un partido abierto. Dos goles blanquiazules, por un gol visitante más dos disparos al poste. Un derbi vibrante, bonito y con emoción. Hasta el minuto 44.
Tras el descanso el Villarreal fue dueño y señor del encuentro. Puso al Hércules contra las cuerdas hasta empatar el encuentro. Y siguió buscando el tercero, hasta que en el minuto 78 a Muñiz Fernández, que al perecer le remordía la conciencia, esta vez sí, expulsó a Borja Valero. Ya era demasiado tarde, el Hércules había pagado el esfuerzo realizado toda la segunda mitad con un hombre menos ante un equipazo que peleará por entrar en Champions. Aún tuvo tiempo el árbitro internacional, que manda narices que sea internacional, de expulsar a Musacchio cuando restaban 7 minutos, por un codazo a Drenthe, SuperDrenthe en el Rico Pérez.
vaya cronica...no dices las ocasiones k tuvimos en la segunta parte, porque ellos nos encerraron hasta que nos metieron el gol del empate, pero luego que hicieron nada
ResponderEliminarLa verdad que el partido tuvo de todo , para los imparciales disfrutamos de una bonita noche de fútbol gracias a dos equipos qwue pueden dar muchas alegrías a sus aficiones sí siguen así .
ResponderEliminarUn saludo
Sin duda un partido loco que podría ganar cualquier de los dos. El gominas se ha lucido la verdad y ahora será el arbitro del Mallorca-Levante, que miedo..
ResponderEliminarUn salido.