27 de noviembre de 2011

Pena máxima

Un penalti más que riguroso en el minuto 16 decantó la balanza en favor del conjunto franjiverde. El que está considerado por los entendidos, como mejor árbitro de Segunda División, no dio muestras de ello ayer. Igual aún tenía remordimiento de conciencia, por haber dejado al Elche a las puertas de Primera, anulándoles un gol que era totalmente legal en el partido de vuelta ante el Granada.

Árbitro y linieres aparte, el Hércules no jugó su mejor partido de la temporada. Muchos jugadores estuvieron imprecisos, sin dar una a derechas. Los dos delanteros que puso sobre el campo Bordalás, ahogaron la salida de balón blanquiazul. Ni Diego Rivas, ni Samuel ni Pepe Mora eran capaces de sacar el balón con criterio. Abel Aguilar y Tiago tampoco ayudaron mucho en esa faceta. Y ni siquiera las constantes subidas de los laterales creaban algo de peligro.

Como decíamos, el Elche se puso por delante merced al penalti señalado a Abel Aguilar y era lo peor que nos podía pasar, que se pusieran por delante en el marcador. Los nervios crecieron con el 0-1, tanto que diez minutos después llegó el 0-2 en un córner. Era la primera vez en toda la temporada que el Hércules encajaba dos goles en un mismo encuentro y tenía que ser ayer, en menos de media hora.

Lo cierto es que el equipo no carburaba. Acciari y Mantecón se comieron a los centrocampistas herculanos en la primera mitad. Urko era un islote arriba, no llegaba un balón en condiciones, salvo en jugadas a balón parado. De esta forma, lo mejor que podía pasar era que llegara el descanso.

Presagiábamos cambios para la segunda parte, pero Mandiá apostó por el mismo once del inicio. La afición pedía a Aganzo y a Míchel para intentar voltear un marcador que se había puesto muy cuesta arriba. Pero ese doble cambio no llegó hasta el minuto 55. La salida de estos dos jugadores no hizo que mejorase en exceso la circulación de balón, sin embargo, provocó que el Elche diese un pasito atrás. Los ilicitanos ya no presionaban tan arriba.

A partir de ahí, con más corazón que cabeza, el Hércules fue teniendo alguna oportunidad clara de gol, pero se chocó con Juan Carlos una y otra vez. A veinte minutos del final Míchel marcó el gol de la esperanza, con una magnífica volea desde fuera del área. Aunque el eléctrónico ya no se iba a mover más.

Derrota ante el eterno enemigo, que celebró los tres puntos como si de un título se tratara. La imagen final en el césped del Rico Pérez pareció un poco lamentable. Esta Liga es muy larga, el ascenso no se consigue en un único partido. Ahora toca levantar el ánimo, que como comentaba ayer en Twitter, miro por el retrovisor y sigo viendo 21 equipos.

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